Conclusión

El tálamo es una de las partes del cerebro más grandes y, además, parece tener un rol en multitud de funciones que ni se parecen demasiado ni tienen que ver mucho entre sí en un primer vistazo. 
Sin embargo, esto es un reflejo del propio funcionamiento del sistema nervioso, en el que todo el rato, con independencia de si dormimos o estamos despiertos, multitud de procesos se están llevando a cabo en paralelo y a la vez de manera coordinada.
También tiene un papel muy relevante en la aparición y mantenimiento de los estados de activación cerebral responsables de que nos mantengamos conscientes de nuestra propia existencia y de lo que ocurre a nuestro alrededor. Esto ha hecho que el tálamo haya llegado a ser considerado "el interruptor de la consciencia".
Sin embargo, el tálamo en sí mismo no es la parte del cerebro en la que "reside" la consciencia. Suponer esto sería como pensar que dentro de nuestra cabeza existe un duendecillo con consciencia propia que está rodeado de materia no consciente tal y como lo haría el piloto de un avión; es decir, nos haría caer en el dualismo de filósofos como René Descartes.
Actualmente se entiende que la consciencia es el fruto de la actividad de varias partes del cerebro (entre las que destacaría el tálamo) trabajando entre sí a gran velocidad y de manera coordinada, y por consiguiente este estado mental no puede ser reducido a una sola estructura.

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